lunes, 12 de marzo de 2012

Teenage dream



Ojalá supiéramos lo que nos depara el mañana ¿verdad?. Así, podríamos irnos preparando para los fracasos, para afrontarlos sin perder los estribos, sin agotar las ganas y la paciencia. Podríamos saber exactamente que ocurriría, cómo actuar y podríamos tomar la decisión correcta cada vez. Sería mucho más fácil. Cierto. Pero entonces, ¿donde estaría la gracia de vivir?, ese misterio que nos invade cada mañana cuando pensamos que nos ocurrirá ese día. No podríamos resbalar y caer, y levantarnos, y caer de nuevo. No podríamos ser simple humanos, normales y corrientes, nada de superhéroes. Viviríamos engañados. ¿Para qué vivir entonces? Tal vez esa sea la chispa de la vida, aquello que nadie sabe explicar. El ''porqué'' de nuestra existencia. La razón de vivir. Tal vez sea eso lo que hace que vivamos cada momento, que sabemos que será, irrepetible. Eso que hace que tropecemos y caigamos continuamente con la misma piedra, hasta que podamos chutarla y mandarla a la mierda. Tal vez sea eso lo que nos mantiene vivos. Lo que nos hace ver más allá de nuestros fracasos. Aquello que nos hace avanzar, creer. Aquello que mantiene viva nuestra esperanza y también, nuestras expectativas. Aquello por lo que continuamos adelante sin importar cuán grande sea la decepción. Solo lograr nuestra meta.
¿Tal vez? No. Estoy segura. Lo es. Es el mañana. El saber que hay más allá del horizonte. El afán de conocer, de experimentar. El querer conquistar cada segundo de nuestras propias vidas. El saber hasta que punto podemos llegar. El deseo de comernos el mundo. El querer más. El misterio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario