Gente. Eso es lo que somos. Gente sin más, normal y corriente. Las calles están llenas de gente, muchos de ellos, la mayoría, van siempre con prisas, el tiempo se les escapa y no tienen ni un segundo para mirar a su alrededor y observar si algo ha cambiado. No tienen tiempo a parar el reloj un momento y preguntarse que hacen en este mundo. No tenemos tiempo para sentirnos afortunados. Gente la hay de muchas formas, razas, colores y religiones. Pero si son gente significa que existen. Que están ahí, viviendo. Y eso, señores y señoras, es el mejor regalo que uno puede tener. La vida. Leyendo esto y pensándolo bien, todos echamos de menos a alguien. Alguien que se fue, y que no esta ahora mismo para compartir este regalo con nosotros. Alguien que tal vez fue parte de nosotros, o que ni siquiera llegamos a conocer. Pero si te acaba de venir a la mente esa persona, significa que fue o es fundamental en tu vida. Aquella persona que por mucho que pases días, meses o años sin hablar de ella, sigues sabiendo que está allí, para hacerte fuerte día tras día.
A veces, nos sentimos culpables por no pensar en ella cada día, porque sabes que ella nunca dejará de pensar en ti, donde quiera que esté, que aunque nosotros no la veamos, será ella quien nos ayude en cada bache, y nos seque cada lágrima. Esa persona que ahora estás pensando ha hecho que este regalo sea el más feliz de todos. Ha hecho que pases momentos felices en una vida que tal vez, no sea fácil. Ha hecho que tengas motivos para sentirte culpable si no piensas en ella o lloras por ella. Ha hecho que puedas superar obstáculos más grandes que su pérdida. Ha hecho sentirte segura cuando no tenías nada más que un recuerdo.
Estas mil imágenes que nos vienen ahora a la cabeza, son momentos felices que han hecho que nuestra vida se convierta de vez en cuando, en un sueño. Sueños que se cumplen gracias a esas personas, que tal vez algún día podamos decir, que són ángeles.
